que, apareciendo tímido por las mañanas
entre nube y nube,
después de una noche de tormenta,
nos hace achinar los ojos,
para obligarnos a sonreír posteriormente.
Ella es esa ráfaga de aire veraniega
que abre nuestras ventanas de par en par.
Esa mariposa que se posa en nuestro alféizar
para observar a la gente pasar,
esa que echa a volar, sin miedo,
llena de color.
Es ese cactus que no pincha,
que no muere.
Que no hiere.
La que reconocería a kilómetros,
porque no hay otra igual,
la insustuituible, la incondicional.
Ella es arte, un edificio barroco
en mitad de Plaza Mayor,
que solo los necios
no alzarían la vista para contemplar.
Ella es la que inicia los aplausos en un avión al aterrizar,
la que se ríe de los chistes malos,
la que escucha antes de oír hablar,
la que no saca el paraguas cuando llueve al caminar,
la que inventó el pie del cañón, porque ahí está.
Ella es luz y oscuridad, la que no cesa y me ilumina cada día,
la que al caer la noche, también me acompaña,
cuando mi sombra ya hace horas que me ha abandonado.
Eres puro don!
ResponderEliminarTe quiero muchismo.
Me has llenado el alma. ♡♡♡♡♡♡♡♡